La papa o patata, es originaria de Perú, y fue llevada a Europa por los españoles que participaron en la ocupación y Virreinato del Perú.
Uno de los españoles que llevó la papa a España y concretamente a Tenerife, fue Juan Bautista De Castro en 1622.
La primera plantación de papas de la que se tiene noticias en la Isla las realizó De Castro en sus tierras de Icod el Alto, en las huertas de la Casa de la Pared. La casona todavía sobrevive, aunque medio abandonada y oculta por la maraña vegetal que cubre las tapias y cierra el camino de acceso.
En las Islas Canarias crecen las últimas herederas directas de las papas traídas de Perú por los españoles y las únicas que sobreviven en el viejo mundo. Las conocen como papas antiguas y la azucena roja es una de ellas, papa mediana, redondeada, con algunas protuberancias y la piel oscura, tirando a morada, a veces veteada con colores más claros.
¿Qué variedades andinas superviven en Canarias?
En Tenerife son 16 con el ADN en regla según los marcadores de bromatología. Corresponden a las familias de las bonitas, azucenas, coloradas y terrenta. La negra oro es la más cara.
¿Por qué el nombre patata?
Al regresar de su primer viaje, el 15 de marzo de 1493, Cristóbal Colón llega con un tubérculo dulzón, la batata (camote), procedente de Haití, que tuvo gran aceptación entre la sociedad de la época. Casi medio siglo después los galeones españoles desembarcan las primeras papas andinas carentes de interés gastronómico, solo servían como alimento para el ganado, cárceles y casas de misericordia. A finales del siglo XVI los españoles inventan una nueva palabra, y comienzan a denominar patatas a las batatas, sustituyendo la “b” por la “p” en un ejercicio de confusión fonética. (Datos: diario ABC de España y fuentes varias)
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