El hidrógeno (H2) es considerado una de las energías más prometedora para el futuro próximo debido a que su combustión no resulta contaminante.
El hidrógeno, cuando se combina con el oxigeno del aire, libera energía generando solamente vapor de agua como producto de la combustión.
Puede almacenarse como gas a presión o como líquido, o distribuirse a través de las ya existentes infraestructuras gasistas.
El hidrógeno prácticamente no se encuentra en estado libre en la Tierra, por lo que no es una energía primaria.
Pero, sí puede producirse a partir de distintos precursores mediante procesos químicos o bioquímicos.
El hidrógeno verde:
El hidrógeno verde también conocido como hidrógeno renovable, es aquel producido por electrólisis del agua a partir de electricidad proveniente de fuentes renovables.
Este proceso no emite CO2 y transforma el agua en moléculas de gases de hidrógeno y oxígeno.
Con composición similar a la del gas natural es susceptible de ser inyectado y transportado a través de la red de distribución gasista.
El potencial del hidrógeno verde viene definido por tres características fundamentales:
-Capacidad para almacenar el excedente generado por energías renovables; podría ser clave para garantizar el suministro energético en un contexto de mayor participación en la generación eléctrica de las renovables convencionales.
-Posibilidad de transformación en varias formas de energía, como electricidad, gas sintético o calor; todo esto se traduce en múltiples aplicaciones para la industria o la movilidad.
-Utilización en sectores clave que no tienen opciones obvias de descarbonización, como por ejemplo la industria intensiva en procesos con altas temperaturas y el transporte de mercancías.
Energía para la transición:
El hidrógeno verde, va a tener un papel clave para que el proceso de transición hacia un nuevo modelo energético e industrial bajo en carbono sea una realidad.
Según la asociación de operadores de gas europeos Gas for Climate, el uso de 270 bcm (miles de millones de metros cúbicos) de hidrógeno verde y metano renovable a través de la infraestructura gasista existente en Europa supondría el ahorro anual de 217.000 millones de euros en 2050, en comparación con un sistema energético con una presencia residual de gas.
Además, según esta misma asociación, la producción a gran escala de gases renovables puede crear entre 1,7 y 2,4 millones de puestos de trabajo en el horizonte 2050, de los cuales entre 600-800 mil serían empleos directos. (Datos: Unión Fenosa Gas)
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