En Bolivia, el jaguar es un animal en peligro. Ha perdido gran parte de su hábitat debido a la agricultura y la tala de árboles.
También es víctima de quienes lo matan para proteger su ganado o de la caza ilegal, un problema que en este país ha crecido exponencialmente desde 2014 debido al auge del mercado chino de colmillos de jaguar.
Así lo denuncia la bióloga y especialista en conservación y manejo de vida silvestre Ángela Núñez, quien viene alertando desde hace tiempo sobre la gravedad de la situación.
Según Núñez, los crecientes vínculos comerciales entre Bolivia y China llevaron al ingreso al país de un gran número de ciudadanos chinos que fomentan la caza ilegal del jaguar y crean redes de tráfico ilegal.
La bióloga le dijo a BBC Mundo que comenzó a notar el problema cuando trabajaba en la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (Dgbap) del Ministerio de Medio Ambiente.
Tras dejar esa oficina, en 2015, se dedicó de lleno, de manera particular, a tratar de frenar este tráfico ilegal.
Su denuncia fue recogida por la revista National Geographic, que en su edición de diciembre publicó un artículo sobre el tema.
Allí, el medio afirma que "en China los colmillos de jaguar seguramente se están usando como sustituto de colmillos de tigre, que son usados en forma de collar como un símbolo de status o bajo la creencia de que protegen a quien lo usa del mal".
"Estimamos que hasta ahora han sido asesinados como mínimo 140 jaguares como consecuencia de la demanda del mercado chino", le dijo Núñez a este medio.
El problema es notorio en el norte del departamento de La Paz, donde se encuentra una de las áreas naturales protegidas más grandes del país, el Parque Nacional Madidi.
Pero ¿cómo saben ella y los otros ambientalistas que denuncian el problema que ciudadanos chinos están detrás de la caza ilegal? Las evidencias son varias.
Por un lado están los 16 envíos de colmillos de jaguar —con un total de cerca de 300 piezas— que fueron decomisados por el correo boliviano y las autoridades del país desde 2014.
"Todos esos envíos tenían como destino China. Y 14 de ellos fueron enviados por ciudadanos chinos que trabajan en Bolivia", afirmó Núñez.
Además están los juicios a dos ciudadanos chinos acusados de tráfico ilegal de partes de jaguar. Uno de ellos ya recibió una condena de tres años, lo cual lo exime de ir a prisión. El otro aguarda su veredicto.
Otra prueba son los anuncios de radio en estaciones locales en el norte del país en los que se ofrece entre US$150 y US$200 por los colmillos.
Las autoridades rastrearon los números de teléfono mencionados en los anuncios y comprobaron que se trataba de ciudadanos chinos.
Los ambientalistas y amantes del jaguar expresan alarma por esta nueva amenaza.
Si bien los 140 jaguares muertos representan una fracción pequeña de los 4.000 a 7.000 ejemplares que se estima habitan en el país, lo cierto es que esa cifra es conservadora.
Se sabe que por cada envío decomisado hay otro u otros que lograron llegar al destino exitosamente.
Núñez cree que la cifra real podría duplicar ese estimado. Y considera que el tráfico ilegal chino de colmillos y garras de jaguar se ha convertido en la amenaza número uno que enfrenta ese animal.
"Ahora los ganaderos, que ya de por sí usaban la excusa de proteger a su ganado, tienen un incentivo económico extra para matarlos", señaló.
Y ¿qué está haciendo el Estado para frenar el problema? Poco. La caza de animales silvestres está prohibida en Bolivia desde 1997. Hasta ahora la Dgbap ha colaborado con la justicia para investigar los casos individuales, pero no se ha pronunciado públicamente sobre la existencia de una red de tráfico ilegal de origen chino, tal como denuncian Núñez y los otros ambientalistas.
BBC Mundo intentó hablar con funcionarios de esa cartera pero según una vocera, no pueden dan información sin la autorización del Ministerio.
Lo cierto es que se trata de un tema extremadamente delicado y algunos creen que el gobierno boliviano busca evitar que el asunto provoque un roce diplomático con China. (datos: El Nacional)
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