martes, 4 de agosto de 2015

Muca - Didelphis marsupialis/Didelphis virginiana

Muca - Didelphis marsupialis


La Muca, Cara Chupa o Zarigüeya, es un marsupial de Perú.  

Didelphis es un género de marsupiales didelfimorfos de la familia Didelphidae que incluye seis especies. 

En Perú habitan dos de las especies más conocidas, también extendidas en otras zonas del continente: la muca común o sudamericana (Didelphis marsupialis), que es la especie tipo, y la muca de Virginia o norteamericana (Didelphis virginiana).

Algunos científicos sostienen que es un auténtico “fósil viviente”, quizás sea la familia más vieja de mamíferos que aun habita sobre el planeta Tierra; pues se estima que como especie han subsistido por más de 60 millones de años sin experimentar cambios notables en su fisonomía.

En las antiguas civilizaciones pre incas, como Chimú, la muca fue representada en sus ceramios y esculturas, dándole atribuciones milagrosas debido a que no muere fácilmente.

La hembra preñada representaba “la gran madre eterna” y se le consideraba un símbolo de la fecundidad.

Según los arqueólogos, Kuélap, la gran ciudad monumental preinca, ubicada en Amazonas, cobijó a la civilización Chacha, desarrollada en el período 600 y 1 200 d.C. Los hallazgos en sus tumbas nos permiten deducir que guerreaban entre los de su misma etnia y eran muy fieros cuando salían a pelear con las cabezas trasquiladas, las caras pintadas y un trozo de madera como adorno nasal. También fueron hábiles taxidermistas y usaban la piel de la muca para confeccionar bolsas y otros enseres donde llevaban sus armas.

Prefieren los ambientes húmedos de la jungla y el bosque templado, si bien son capaces de sobrevivir en numerosos ecosistemas incluyendo espacios relativamente áridos o considerablemente fríos.

Son animales de mediano tamaño con marcado dimorfismo sexual, pudiendo los machos alcanzar el doble de peso que las hembras. El cuerpo está cubierto por una capa de pelo largo áspero y desgreñado de color variable (negro, gris, rojizo o más raramente blanco) bajo la cual existe otra de pelo blanco más corto y denso, característica ésta común al género y diferenciadora de otros didélfidos en los que no existe o es muy escasa. Como en la mayor parte de los cuadrúpedos, las regiones ventrales son de tonos más claros, blancos o cremosos. La cabeza es relativamente grande, con el hocico acuminado provisto de largas fimbrias (vibrisas) extremadamente sensibles al tacto. La cara es pálida, nunca blanca y está surcada por una línea media negruzca sobre la frente. Otras dos bandas de tono similar cruzan los ojos, negros y redondos, que reflejan tonos rojizos cuando les da la luz directamente. Las orejas desnudas, estrechas y completamente negras en los adultos. Las extremidades son negras y los dedos de manos y pies presentan las características generales de la familia. La cola, con capacidad prensil es larga, de mayor longitud que el cuerpo. La base está cubierta de pelo, aunque va desnudándose hacia el extremo a la vez que se cubre de escamas. Igualmente va aclarándose desde negra en la base a blanca o casi blanca en el ápice. 

Las hembras poseen un marsupio bien desarrollado en cuyo interior se disponen un número variable de pezones (hasta trece) formando un círculo, además de otro pezón en el centro del mismo. 

Todas las especies son omnívoras, aprovechando prácticamente cualquier tipo de material comestible que encuentran en su constante deambular nocturno. Alimentos tan dispares como frutos, granos, insectos y otros artrópodos, pequeños vertebrados o carroña son parte habitual de su dieta. 

 Las hembras de estas especies son poliéstricas, con ciclos de 28 días en D. virginiana. Suelen tener dos partos anuales. Los momentos en los que se concentran los partos de D. virginiana y D. marsupialis son desde finales de diciembre a marzo, y desde mitad de la primavera a la mitad del verano, con máximos en febrero y julio y una separación media entre ambos de 110 días. Algunas hembras, sobre todo de las dos especies anteriores, pueden tener una tercera camada en el último trimestre del año. 

El periodo de gestación es de 12-13 días, tras los cuales pueden nacer hasta 20 crías, Éstas son más de las que se pueden acomodar en su bolsa o marsupio, ya que tienen un promedio menor de pezones (nueve las hembras de D. marsupialis y trece las de D. virginiana), siempre dispuestos en círculo. Las camadas de la segunda de las dos anteriores especies son normalmente menos numerosas que las de la primera.

El grado de desarrollo de las crías al nacer es ínfimo, pesando alrededor de 0’15 g de media. Sin embargo las uñas de las manos adquieren un gran desarrollo, ayudándose de ellas para aferrarse a la piel del vientre de la madre hasta alcanzar el marsupio. Aquellas crías que logran pegarse a los pezones, pueden mantenerse ahí, por al menos 60 días. Los jóvenes son destetados cerca de los 100 días de edad. 

Las hembras pueden alcanzar la madurez sexual entre los 6 y 8 meses de edad, por lo que la mayor parte de ellas podrán parir antes del primer año de vida. No obstante, parece ser que sólo son activas sexualmente durante los dos primeros años de vida.

Son animales nocturnos con escaso comportamiento social. Pasan las horas de luz solar refugiados en cavidades entre las rocas, en el interior de troncos huecos, al amparo de arbustos o material vegetal muerto e incluso en el interior de madrigueras, en muchas ocasiones excavadas por ellos mismos. El interior del nido suele estar tapizado con hierba y hojas transportadas hasta el mismo con la ayuda de la cola prensil o en la boca. A diferencia de la mayor parte de los didélfidos, son de hábitos mayoritariamente terrestres, aunque trepan asiduamente a los árboles para buscar en ellos alimento. Dedican gran parte de su tiempo a asear su pelo y su cara, lavándolo con la ayuda de las manos. Son marsupiales nómadas que sólo permanecen en el mismo lugar durante periodos variables de tiempo en función de la especie y distribución geográfica, mostrando entonces signos de comportamiento territorial agresivo, defendiéndolo violentamente de otros congéneres. Sólo las hembras, ocasionalmente, tienden a vivir en pequeños grupos, mientras que los machos, por su parte, suelen combatir cuando se encuentran. También se agrupan los jóvenes como mecanismo de defensa ante el medio. Es curioso como las hembras no receptivas que se encuentran con un macho, lo atacan violentamente sin que éste responda a la agresión. A pesar de la agresividad y el aspecto feroz que caracteriza a las especies de este género, con una boca capaz de abrirse más de 80º y bien armada de afilados dientes, cuando se sienten amenazados, al igual que otros didélfidos, en ocasiones se fingen muertos en un estado catatónico en el que, tendiéndose lateralmente y dejando completamente flácida la musculatura, sólo la práctica de un electroencefalograma puede evidenciar el estado de extrema alerta en el que realmente se encuentran. No obstante, esta conducta sólo la muestran cuando el peligro es inminente y no tienen ocasión de escapar velozmente. 

Cuatro de las seis especies están catalogadas por la IUCN como menos preocupantes, sin que haya referencia alguna a las otras dos (Didelphis imperfecta y Didelphis pernigra). Estas especies son empleadas frecuentemente como animales de laboratorio. 

Importancia sanitaria[editar] Algunas de las especies del género, como ocurre con D. marsupialis son portadoras de Trypanosoma cruzi, agente causal de la enfermedad de Chagas, asociándose también a estos marsupiales el chinche Triatoma dimidiata que es el vector principal del protozoo.

La destrucción de su hábitat por la acción del hombre, ha obligado a este marsupial a luchar por sobrevivir en un medio ambiente hostil. Ante la falta de bosques y montes en las zonas urbanas, la muca o zarigüeya ha tenido que buscar su sustento en los basureros, hurgando entre los desechos humanos, o matando animales pequeños para succionarles su sangre, por lo cual diversas poblaciones los catalogan como “fauna nociva”. (Datos: Wikipedia/otras fuentes)

Video: trujilloteve

 










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